


PEQUEÑOS PASOS, GRANDES CAMBIOS.
Ahora pensemos en qué pasaría si soy yo la persona de confianza a la que alguien le cuenta un caso de violencia…
Cuando una persona decide compartir su historia de violencia, está dando el primer paso para romper el ciclo, por lo cual es valioso que prestemos atención a lo que nos está contando; recuerda que la responsabilidad siempre será del agresor y es quien debe asumirla.
Para quienes brindan apoyo:
Escucha activamente y sin juzgar:

Si alguien se acerca a ti para hablar sobre una posible situación de violencia, escucha con empatía y sin emitir juicios. La víctima necesita apoyo, no culpabilidad.

Si notas cambios en el comportamiento de una persona, como aislamiento, baja autoestima, miedo constante, estrés o tristeza; podría estar atravesando una situación de violencia.
Presta atención a las señales de alarma:

Si la persona no se ha abierto sobre lo que está viviendo, genera un ambiente en el que se sienta cómoda para hablar cuando esté lista.
Fomenta un entorno de confianza:

En lugar de decir "deberías hacer esto o aquello", muestra apoyo y paciencia. Asegúrate de que la persona se sienta segura y respaldada antes de tomar cualquier acción.
Evita dar consejos rápidos:
Involúcrate de manera responsable:
Acompaña a la persona a buscar ayuda si lo desea, y guíala hacia los recursos disponibles, como líneas de orientación o servicios de salud.
No minimices la situación:
No restes importancia a lo que está viviendo la persona, incluso si no parece grave en principio. Las primeras señales de violencia deben tomarse en serio y con responsabilidad.
Para la persona afectada por violencia:
Escucha tus emociones y señales del cuerpo:
Presta atención a cómo te sientes. Si experimentas ansiedad, miedo, incomodidad o cualquier otra emoción negativa constante, evalúa si hay indicios de violencia en tu entorno o sí los síntomas se intensifican cuando estás cerca a alguien.
No te sientas culpable:
Recuerda que la violencia nunca es culpa de la víctima. El agresor es quien debe asumir la responsabilidad de sus actos, no tú.
Busca ayuda profesional:
Acude a instituciones de apoyo, como los consultorios rosa, la línea 106 o sí eres menor de edad también puedes comunicarte a la 141. Existen profesionales dispuestos a brindarte orientación y protección.
Rompe el silencio:
Comunica la situación que estás viviendo con alguien de confianza. Hablar es el primer paso para romper el ciclo de violencia.
Recuerda que tienes derechos:
Nadie tiene el derecho de maltratarte. Existen recursos legales y sociales para protegerte y garantizar el restablecimiento de tus derechos.